La barraca es una novela del autor español Vicente Blasco Ibáñez publicada en 1898 incardinada en el movimiento literario denominado Naturalismo.
«Primeramente se publicó en el folletón de El Pueblo, pasando casi inadvertida. Francisco Sempere publicó después una edición de La barraca de setecientos ejemplares, al precio de una peseta, Tampoco fue considerable el éxito del volumen. Una mañana, los diarios de Madrid anunciaron en sus telegramas de París que se había publicado la traducción de La barraca con un éxito editorial enorme, y los primeros críticos de Francia hablaban de ella con elogio. La barraca, que había aparecido en una edición española de setecientos ejemplares (vendiéndose únicamente quinientos, la mayor parte de ellos en Valencia), y no mereció, al publicarse, otro saludo que unas cuantas palabras de los críticos de entonces, pasó de golpe a ser novela célebre. A la traducción francesa siguieron otras y otras en todos los idiomas de Europa. Si se suman los ejemplares de sus numerosas versiones extranjeras, pasan, seguramente, de un millón de ejemplares. De La barraca, al publicarse la primera edición, se vendieron quinientos ejemplares, y mi difunto amigo Sempere y yo nos repartimos setenta y ocho pesetas, ganancia líquida de la obra, llegando a obtener tal cantidad gracias a que entonces los gastos de impresión eran mucho más baratos que en los tiempos presentes.»
Vicente Blasco Ibañez. Menton (Alpes Marítimos), 1925.
Escogí estas palabras de Blasco Ibañez, pertenecientes al prólogo del propio autor, en una de sus muchas ediciones, como curiosidad y como prueba de que no todas las grandes obras obtienen el reconocimiento merecido desde el principio; incluso me atrevería a decir que muchas no lo obtienen nunca. En ocasiones, es tan solo una casualidad la que cambia el destino de una obra. Como en este caso, en el que el profesor Hérelle del Liceo de Bayona ,célebre en su patria como traductor tras haber vertido al francés las obras de D’Armunzio y otros autores italianos, le pedía autorización a Blasco Ibañez para traducir La barraca, explicándole la casualidad que le permitió conocer su novela. Un día de fiesta había ido de Bayona a San Sebastián, y, aburrido, mientras llegaba la hora de regresar a Francia, entró en una librería para adquirir un volumen cualquiera y leerlo sentado en la terraza de un café. El libro escogido fue La barraca.
Jorge Espina.